
Tantos años de vigilia han redondeado los bordes del boquete que su dedo horadó en la tabla y ahora alcanza a ver la esquina por donde se le llevaron al muchacho y voltearon con él.
Entonces ella no estaba tullida ni se veía tan anciana la casa.
A veces saca su dedo por el hueco y les apunta.
Carlos Flaminio Rivera (Líbano, centro de Colombia,1960)
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